Cuestionan que, muchas veces, denuncias de abusos son utilizadas como “armas políticas” para desacreditar al adversario, sin intención real de buscar justicia para las víctimas. Tras las recientes graves denuncias de estupro en instancias educativas públicas, la asambleísta nacional por Cochabamba, Alejandra Camargo, observó que entidades dependientes del Estado, durante casi veinte años, se han convertido en tugurios de roscas en los que se práctica el nepotismo y la entrega de pegas en beneficio de funcionarios serviles y funcionales al poder. “En lugar de velar por el servicio a su sector y la promoción de políticas que protejan y potencien a Bolivia, han sido reducidas a corporaciones de pegas para llunkus o afines serviles y funcionales que son capaces de encubrir y hasta obviar lo evidente por mantener un carguito”, expresó la asambleísta a través de sus redes sociales. En criterio de Camargo, luego de la reciente denuncia y posterior confesión de otro caso vergonzoso de estupro, es urgente una reflexión profunda acerca del rol de la sociedad ante este tipo de situaciones. “Estos casos no son excepcionales, prácticamente cada semana surgen nuevas denuncias, instituciones del Estado, universidades, colegios, centros de estudio y espacios artísticos, tanto públicos como privados, están infestados de abusadores”, sostuvo. Asimismo, reprochó que, pese a la presentación de pruebas y documentos, con frecuencia los culpables quedan impunes, bajo la indiferencia de las autoridades y una sociedad que ignora, justifica y hasta revictimiza a las personas afectadas, señalándolas por su desgracia. Otro aspecto reprochable e indignante, señaló, es que muchas veces, estás denuncias son utilizadas como “armas políticas” para desacreditar al adversario, sin intención real de buscar justicia para las víctimas. “Un ejemplo reciente es la confesión del presidente Arce, quien admitió que desde su tiempo como ministro conocía las conductas aberrantes del expresidente Evo Morales, pero solo ahora decide exponerlas, intentando presentarse como un héroe. Acto que lo hace cómplice”, precisó. Asegurando que niñas, niños y jóvenes merecen espacios seguros para estudiar, desarrollarse y crecer sin temor al abuso, Camargo aseguró que es responsabilidad de autoridades y la sociedad en su conjunto, poder garantizar este derecho y no usarlo como herramienta política ni como estrategia para ganar popularidad.